En primer lugar, debemos entender que problema es una diferencia de ideas, algo que hay que resolver, y que nos invita a buscar una solución.

Por otro lado, el conflicto es una fase más profunda del problema donde las partes involucran sentimientos y se debilita la comunicación. Usualmente para resolver conflictos se requiere un tercero.

Es sabido que ambas situaciones se viven en forma recurrente en los colegios, con distintos grados de dificultad, he ahí la importancia de abordar este tema y unificar criterios. Entonces lo primero para resolver un problema, sería siempre insistir en el respeto, para que los estudiantes puedan exponer sus ideas y llegar a una solución, sin que se convierta en un conflicto. Si se transforma en un conflicto, debe enseñar a sus hijos a recurrir a un tercero, poniendo énfasis en sus padres o tutores, profesores o encargado de Convivencia Escolar.

¿Alguna vez han escuchado el siguiente discurso de parte de un adulto? “si te grita, tú le gritas, si te pega tú también le pegas, y así te dejará tranquilo”. Definitivamente esta no es la manera de resolver problemas ni conflictos, por lo tanto es importante que, como apoderados, estemos muy conscientes de lo que decimos.

De ser necesario los padres y apoderados pueden pedir asesoría profesional en el colegio de sus hijos para esta educación emocional, así además unificar criterios con el establecimiento y entender la importancia que tiene transmitir el mismo mensaje de parte de la casa y del colegio.

El llamado es a no fomentar la violencia, sí al dialogo a la comunicación y al respeto.

¡Difícil tarea, pero no imposible!